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Archive for abril 22nd, 2024

Estaré sola y sin fiesta – Sara Barquinero.

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Leer a autores contemporáneos es, en buena medida, un puto dolor. Por algo decente que encuentras te topas con una cantidad inasumible de basura. Vale, basura de diferentes categorías, desde lo mamarracho e impublicable a lo que sería pasable pero no destaca por nada en absoluto, es decir, es prescindible.

Lo primero que hago con un libro por tanto es calibrar cuantas páginas son la broma. Por suerte en la literatura española se da más la novela breve, no solo de los tiempos efímeros actuales, sino un poco de siempre. Encuentro que una autora que publicitan como autora de moda nos intenta calzar una obra de ochocientas páginas y resoplo como si tras un cocido de viente vuelcos te sacaran una fuente de frisuelos. Por curiosidad, busco otra cosilla, uno tiene edades para saber que luego cuesta bajar esas ingestas. Llenar ochocientas páginas por otro lado hoy día tampoco me parecen un reto, quiero decir, el reto estaría en justificarlas, que el lector fuese por la setecientos cincuenta y dijese, hostia tu que esto se acaba, algo que según leo tampoco no es el caso, asi que creo que Los escorpiones pueden esperar, eso si, amiga, los tienes cuadrados tratando de que en tiempos en que a la gente le duele la cabeza por leer una noticia completa se vayan a meter en fregados de cientos de páginas.
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Doy con este Estaré sola y sin fiesta y digo mira, si es la polla pues igual el otro, masoquismo si, pero con control de daños. Comienzo a leer y bueno, a las pocas páginas decido que es una obra Julian Marías en toda regla. Puesto que el amigo Marías ha palmado podemos usar su nombre para englobar a un gran número de autores españoles. Marías, por si queda algún alma despistada, fue un señor de una familia intelectual que decidió bien joven que iba a dedicarse a esto del libro y que tuvo la suerte (o desgracia) de petarlo en la veintena en gran medida por eso, su red de contactos (luego el público bendeciría sus obras, algo para mi del todo punto inexplicable dicho sea sin acritud alguna).

El problema de Marías es que en ausencia de un recorrido vital interesante porque por precoces que fuesen en esos tiempos no le había dado tiempo material, sus obras estaban confeccionadas con retales de otras, es decir, con cosas que el había leido, o visto, o escuchado, pero no vivido. Sus novelas eran, bueno, son, a la naturaleza como el museo de un taxidermista. Está lleno de cosas que aluden a la vida, pero sin una miaja de esta, nunca la han tenido, ni olido, ni estado cerca. Es pura reelaboración, pero plomiza. Tarantino por ejemplo, en sus primeras películas, remezcla escenas de otras películas, pero con su chispilla, su energía y eso le da cierta vidilla al mix, Tarantino usa cosas de otros para contar las suyas. Marías no era particularmente energético y muchas veces pues tampoco tenía nada de sustancia que decir.

Volvamos a Barquinero. La narración en segunda es tan molesta como siempre, pero bueno, es lo que hay. Comienza con una metáfora científica, el ser vivo más grande de un planeta, que es un hongo invisible que cuando quiere se folla árboles milenarios y de ahi pasa al detonante de la trama, bueno, lo que sea. Por lo visto se se muere su tia (segunda) Antonia. Antes la gente tenía tias (segundas) Antonias, y se las quería. Dentro de unos años tendrán tías segundas Jessicas, o Deboras o Daenerys con lo que su status futuro está por ver.

Eso hace que la prota viaje a Zaragoza, a asistir al sepelio, donde se nos regalan varias escenas de prota regresando al domicilio familiar. Deben haber librerías ya confeccionadas de capítulos de protagonistas regresando a la casa de sus padres y sorprendiendose de que la loza es la misma, o que su habitación les parece enana o que los posters de Bon Jovi les dan verguenza. Ya solo por cansinez nenes, es demasiado genérico, si estais escribiendo una novela y el prota va a casa de sus viejos, por favor no, no nos hableis del duralex o de los cuadros de ciervos por dios.

Dándose un garbeo la prota encuentra un diario de una misteriosa Yna que relata su enamoramiento de un tal Alejandro, y claro, eso es suficiente para poner su relación (que va regulinchi) y un proximo viaje a Cannes pendiente en solfa y ponerse a desentrañar el misterio del diario que encuentra en la basura cuando va a enterrar a su tía Antonia.

Como podeis imaginar no es la premisa más original del mundo, y tampoco su desarrollo. Es, como dije antes, literatura Marías. Literatura prefabricada, literatura de ultraprocesados. Típica novela de autor primerizo que coge de allí y de aqui y que no trae nada genuino, ni fresco, ni original, ni interesante, porque todo esto está más que gastado.

Asi las cosas supongo que al margen de la voz narrativa, ya digo, algo molesta, la cosa es correcta, no hay faltas de ortografía, metáforas groseras, no hay nada destacable pero tampoco nadaque atrape o enganche, al menos a mi. Si, supongo que hay mucha gente que disfruta de leer variaciones de los mismo varias veces, pero no es mi situación, cuando leo a alguién joven me gustaría encontrar algo distintivo, una trama, un estilo, una mala hostia, algo. Esto me temo que no es más que algo genérico de una autora joven. Por supuesto seguramente haya mejorado y tenga cosas nuevas que ofrecer, pero amiga, pedirme que me meta en un fregao de ochocientas páginas partiendo de esto se me antoja demasiado, igual dentro de un tiempo.