Lo que más me gusta es salir corriendo

Blog trepidante

La memoria del alambre – Barbara Blasco Grau

with 3 comments

La labor del crítico literario nunca ha estado especialmente bien vista, del literario y del crítico cultural claro. Al autor siempre le ha escamado que venga uno a pasarle la revalida y que tenga alguna influencia en el potencial lector, y tradicionalmente lo ha desdeñado como un escritor o creador frustrado, lo que, en pruridad, no suele distanciarse de la realidad. Sin embargo el crítico literario es necesario, cada vez más, para no perderse en una maraña de novelistas y novelas que ahora se publican a través de diferentes canales sin ningún tipo de filtro. No hablo del cliché de tipo al que todo le parece una basura salvo 3 autores de referencia que llevan criando malvas desde hace siglos claro sino de alguien que ofrezca un criterio más o menos objetivo sobre lo decente que va saliendo.

Por desgracia, cuando más necesarios serían, nos topamos con que su labor no interesa no ya a los autores, tampoco a los medios que en su lugar lo que buscan son vendedores disfrazados. Prisa o quien quieras no quiere críticos o simples cronistas porque no estan interesados en que nadie ponga peros a un autor que de alguna manera u otra trabaja para ellos y debe generarles dinero. Por eso no hay crítica decente. Y eso no es bueno para la literatura, ni para otras disciplinas. Las referencias siempre son de agradecer, aunque luego se las pase uno por el forro. Hay gente ahi fuera que no lee más porque no sabe que hay bueno para leer y pasa de perder el tiempo buscando cosa que igual sucede con la música, cine o series.

Uno de los últimos críticos más o menos fiables es Olmos, de quien ha se ha hablado. Esta semana recomienda «La memoria del alambre», novela que se reedita porque a la autora le han dado el Premio Tusquets hace un par de años. Como con cualquier otro premio miro a ver quienes se han estado llevando el premio y admito que salvo Aramburu no conozco a nadie, lo que sin duda, es una señal, tanto de mi ignorancia como de que no lo tiene un presentador televisivo de los que apestan. El libro premiado curiosamente comparte bastantes concomitancias con este, en ambos la protagonista es una tipa que supera adiciones, alcohol, y todo eso, en el premiado además ha superado un cáncer y lo supongo más maduro, pero parecen tirar de similar material autobiográfico.

(Arriba la autora tratanto de leer un texto, así complicado amiga)

La memoria del alambre nos pone en el pellejo de una cantante de orquesta pachanga con la que va de pueblo en pueblo por la españa «agreste y desconocida», la orquesta maravillas, que podía haber sido Zodiaco, Zafiro, Coral, o Limón y menta. Entre bote y bote de pueblo en pueblo se ha pone a recordar a su amiga Carla con la que formaba una pareja de hecho de las que tendían a formar las adolescentes en los 80 hasta que un día se enfadaban porque una se había echado novio o maduraba.

El primer capítulo es un poco de su manera, quiero decir, malo, pero sigo porque no tiene muchas más opciones que remontar. Con Carla ha perdido el contacto porque bueno, a Carla se la llevó un tren por delante (alerta spoiler) y lo que nos viene a ofrecer la autora es cebo tras cebo hasta llegar a ese acontecimiento, y, por supuesto, las circunstancias turbias que lo rodean que, eso si que no, no comparto.

La novela camina entre el Kronen más aliporico al Loriga más, bueno, igual mezclado con el levante pre Alcasser. Su principal pega es ser una novela que parece escrita por alguien con una edad mental bastante adolescente y que es mala en casi todos sus frentes, salvo, eso si, en el de recopilar tópicos y recursos de los relatos adolescentes. Vale, las chavalas zorrean, beben, se drogan en la españa de los 80. ¿Pero eso es suficiente no ya para escribir una novela, sino para recomendarla? Alberto Olmos, no te reconozco. Igual con el juego de truculencias, de cuento pero no cuento, de uy uy uy uy, al final casi te jode decir que has tenido que leer un poco más lento para enterarte cuando ya tu cuerpo te pedía acabar con la tortura.

Escrita está como el culo también, hay muchas cosas que estan metidas con calzador un poco para hacer bulto o porque le resultan sórdidas o llamativas, al final o bien no pintan nada o no les saca partido más allá de lo evidente. Los diálogos son peores que los de una telenovela protagonizada por los vecinos de una pedanía de Ciudad Real para la tele local y el estilo no destaca por bueno precisamente. Por ejemplo, daría para análisis enumerar todo lo malo que hay en frases como «Paco tiene un trozo de cáscara de cacahuete pegado en el diente, que me hace pensar, sin motivo, en un refugiado de guerra».

Asi que he de admitir que me cuesta ver que ha encontrado Olmos aqui, o porque recomienda esta reedición que a la autora puede hacer más mal que bien. Peor, leo una entrevista donde la susodicha comenta que claro, esto de la literatura para vivir no da, pero que da clases de escritura creativa y cosas asi y me entran sudores frios porque esto lo ha escrito ya con sus 45 primaveras. Malherido, vuelve a tu ser esto ni es buenísimo ni da para novela del mes, necesitamos guía y criterio ya.

3 respuestas

Subscribe to comments with RSS.

  1. Por fin. Estoy totalmente de acuerdo.

    Jessica Romanini

    marzo 23, 2023 at 7:54 pm

  2. Esta claro que cada lector tenemos nuestro punto de vista sobre lo que leemos.
    A ni me parece una buena novela,con buena trama y eficaz forma de desarrollarla.
    A mi me ha gustado y la he leído en una tarde .

    Arturo Espinosa Sanchez

    abril 16, 2023 at 7:50 pm


Deja un comentario