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Búnker: Memorias de encierro, rimas y tiburones blancos- Toteking

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Si no recuerdo mal por alla por 2004-2005 escuché bastante rap hecho en españa para unos asuntos que no vienen al caso. Considero que es natural que cualquiera que se interesa por textos escritos en algún momento haya experimentado al menos curiosidad por el rap y creo que tiene más potencial a la hora de insuflar algo de vida a la poesía que la cursi mariconería de los meapilas que usan las redes para publicar sus poemas de mierda. Si Marwan, te estoy mirando a ti, entre otros.

Pero la verdad es que después perdí el interés y no volví a escuchar ni a los que me gustaban, Chojin (que ahora hace televisión), El club de los poetas violentos, Jota Mayúscula, Violadores del verso.. solo le seguí la pista a la Mala (antes de que se ganara la vida enseñando cacha en el only fans y que se meaba en lo que ahora es Rosalia haciendo lo mismo pero mejor o mezclas como La excepción). Supongo que eso se debe a que tras un rato la cosa se vuelve muy repetitiva, tanto a nivel rítmico como temático. No soy experto en el rap en inglés, pero la mayoria de los raps en españa eran demasiado generosos con la autoafirmación, hinchadas de pecho, puyas que posiblemente solo le interesan a ellos y demás, yo soy el puto amo, yo rimo como nadie, mis bases son geniales, soy muy simpatico, vendo opel corsa. Ya se me entiende. Uno no ve a Springteen metiéndote dos canciones en cada disco para presumir de miembro viril ni para decir que a Elton se le cae la mierda al peso, y sus meaditas las hace cascandose conciertos de 3 horas donde no deja a su público sentarse, y no diciéndose lo rockerazo que es en cada espejo que encuentra.

Pero el rap, por la baja autoestima de los ejecutantes o porque sea una broma interna que ha quedado como signo de estilo, eso es demasiado habitual. Y cansino.

Leo una entrevista de este joven que ni siquiera entonces me llamaba mucho la atención donde habla mucho de referencias literarias y Vila-Matas y me digo venga. No se entienda mal, Vila-Matas me parece un culo de escritor, pero escritor al fin y al cabo. Igual es que no he leido nada bueno suyo o igual que no es mi cuerda. Vila-Matas de hecho prologa el disco al modo de colaboración estelar. Se cruzan varias referencias, obras y autores que no estan mal sino todo lo contrario y comienza el tema.
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Por desgracia, la cosa enseguida se adivina muy obvia y poco interesante, una especie de biografia y pensamientos ejemplares del susodicho Tote, algo que bueno, podria tener interés de partir de una materia prima jugosa o un pensamiento original y que, parece ser, es habitual en cantantes de este género (de nuevo, al fin y al cabo son escritores).

Pero Tote, se nos explica hasta su apodo (Manuel, Manuelote), es hijo de un doctor que reside en un barrio de clase media en sevilla y que tiene toc y que en lugar de tirar por la vertiente caracolillo con moco de caracol le gusta el rap y se dedica a ello.

Y ya.

Por supuesto para rellenar nos cuenta muchas cosas poco interesantes, o, poco originales, chocantes, ni definitorias. Vale, que con menos otros han llenado siete libros y redefinido (ejem ejem) el mundo de la novela. Pero vamos, es lo que hay.

La verdad cuesta desmarcarte del resto soltando un «estudie filologia inglesa. Mis motivos para no faltar a clase más de lo razonable eran, por un lado, el edificio (..) y, por otro, las mujeres». Acabaramos, Kafka no lo habría expresado de otra manera, pero la verdad, eso no te separa de la especie.

Que tu naturaleza no es algo extraordinario tampoco lo desmienten ni disimulan que el grueso del libro sean los anecdotones y gamberradas de instituto como las que le pudiseron suceder a cualquiera, confesiones algo vergonzantes por lo banal («no me gusta mear en compañia, no puedo», Vale Tote, no te mortifiques) y tampoco sirve de mucho tratar de darle aire trufando todo con referencias de todos los colores, citas, autores, literatura, música, películas etc. algo que lo iguala a un disco de rap, pero sin la gracia de las rimas.

A eso se le añade otro tópico, la egotrip del rap, la autoafirmacion, «hay gente que puede vivir obedeciendo, yo no», quieto Braveheart, yo en seguida supe que no sabria vivir trabajando para los demás, en fin, reafirmacion de minga enana, que no digo que mira, te ha ido o te fue medianamente bien mientras había una escena musical, pero tampoco eres el puto Amancio Ortega, si me lo permites y por otro lado, tus padres eran médicos, a ver si me entiendes, de la calle, de la calle pues no vienes, al menos de la calle chunga.

Al final supongo que el tipo no me cae ni bien ni mal, pero el relato que hace de si mismo es el de alguién que se cree o quiere aparecer como más especial de lo que en realidad es (y por especial quiero abarcar que pretende que pensemos que sus orígenes, su arco vital, sus experiencias son cosa del otro jueves, y que el mismo tiene más talla intelectual o artística de la que en realidad acredita, que siento decirlo no es mucho). Lo único que queda es el relato ni siquiera especialmente bien escrito o interesante de alguién de clase media que ha tenido una trayectoria de mediano éxito en lo musical, un amago de T.O.C. ni siquiera pintoresco y que trata de darle pisto al tema trufandolo todo de citas y referencias.

Lo que no se puede negar es que el rimbombante título no anticipe lo que viene, ínfulas y presuntuosidad para maquillar una biografia tirando a anodina y tópica que supongo interesara a familiares y amigos, y algún fan. La cosa no da para más.

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