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La muerte del padre (Mi Lucha I) – Karl Ove Knausgaard

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Es paradójico que en los tiempos actuales sea tan complicado encontrar criticas objetivas de, en este caso, literatura. Las críticas oficiales hace tiempo perdieron vigencia, por más que las firme gente con cierta trayectoria. Los periódicos y las editoriales pertenecen a los mismos, ergo, le dan visibilidad a sus productos sean las mierdezas que sean y solo sirven como panfletos publicitarios para promocionar lo suyo y obviar el resto.

La critica de segunda esta polarizada, oscila entre el fanboy que se hace pajillas con cualquier cosa que alumbre su autor o genero predilecto y el hater (lo siento, no me sale odiador) que es todo lo contrario. Antes el grueso de la critica era hater, o al menos malota, de alguna u otra manera, ahora esta critica ha desaparecido de la primera división. El hater desata su bilis por muchas razones, puede ser que el autor no sea lo suyo, si a ti te mola Metallica y te pones a reseñar a Luis Fonsi el resultado será dramático. Otras, las más, el crítico no es más que un escritor frustrado o sin éxito que no comprende que el tema de los mercados literarios, las modas y tal rara vez tienen que ver con la calidad del producto (que, obviamos, nunca se acerca a su magna obra) sino con vaivenes a veces dirigidos y a veces fruto del azar.

Una vez por ejemplo leí a un tipo poner a parir la sexta entrega de Harry Potter reconociendo en el primer párrafo que no había leído los libros anteriores y soltando bilis por que a JK Rowling le hubiesen dado el príncipe de Asturias, me entraron ganas de enviarle una carta bomba (petardo más bien) que dijese, a ver hijo de puta, alguien que es capaz de que un crio de 12 años devore miles de páginas no merece un príncipe de Asturias, sino uno cada año. Horas de tranquilidad paterna proporcionadas por un dispositivo no electrónico, que digo un principe de Asturias, el nobel de literatura y de la paz. Encima los libros de Harry Potter estan bien escritos.

Con esto quiero decir que había leído cosas de la magna obra de Karl Ove Knausgaard y no sabía a que atenerme, ¿de que sirve tanta gente opinando si al final tienes que leerlo tu?, como progreso hay que reconocer que es una mierda. Me puse a ello con cierta aprensión porque lo poco objetivo que había leído no auguraba nada bueno, que, para que negarlo, es una buena predisposición hacia un libro, si lo confirma te da la razón y si no es de esa manera entonces es que has encontrado algo que merece la pena.

Las primeras páginas me sorprenden para bien, no está tan mal esto, reflexión sobre la muerte, bien, tira, vamos a ver donde vas. El autor no esconde su pretensión proustiana, y comenzamos con su adolescencia con sus cosas típicas de adolescencia, como cuando ve que está creciendo demasiado y le pide a dios no crecer más para no llamar la atención, igual que alguna rezaba para que le crecieran las tetas (o dejaran de crecer) y otros que se volviese delgado o le desapareciesen los granos.

Si algo destacan los años mozos de Karl Ove es por que no destacan en absoluto, quiero decir, no sucede nada extraordinario, ni relevante, ni siquiera especialmente rebelde, llamativo o traumático. Nada especial que parezca definitivo en la formación del la persona adulta. El relato de adolescencia encaja con el patrón de persona que de mayor llega a ser escritor o administrativo, cierta vida interior aunque no muy rica ni original, torpeza social, pocas relaciones con las mujeres, poca relevancia en su entorno, hoy día Wilde no se dedicaría a la literatura ni de coña.
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Destacan varias cosas, la profusión de hechos intrascendentes. Hago ejercicio mental y no, no soy capaz de recordar que llevaba en un bolsillo cuando esperaba un autobús cuando tenia 12 años. Karl Ove si, o se lo inventa. Pero en general se lee bien, o, precisando, se lee bien para lo poco que tiene que contar. Supongo que parte se debe a ese exotismo escandinavo que igual les sirve para vender millones de estanterías de mierda en medio mundo sin que dejen de ser eso, una puta mierda. Otro truqui mas personal es que al protagonista le pongo la voz del narrador (de quien le dobla más bien) de Kevin en Aquellos maravillosos años, trucos de lector aventajado imagino. La pregunta más obvia es, como consigue llenar páginas y páginas sin que suceda nada?, bueno, allá un ejemplo: «El pescado me repugnaba, el bacalao fresco hervido me producía nauseas, tanto el vapor de la olla en la que se hervía, como el sabor y su consistencia, y lo comíamos una ver por semana. Lo mismo pasaba con el abadejo hervido, el carbonero hervido, el arenque hervido, el eglefino hervido, la gallineja hervida, la platija hervida y la caballa hervida». Poner no me gusta el pesado hervido es más corto, pero nos jode un párrafo entero.

No es la única vez que nos castigará con listas de los reyes godos, puede que sea un toque Asperger (no descartable) «Me encanban las marcas Gibson, Fender, Hagstrom, Rickembacker, Marshall, Music Man, Vox y Roland», bueno y también nos contará sus movidas internas «Lo que yo percibía de las habitaciones era lo muerto, lo que se me resistía, y no como la muerte en el sentido de vida que se interrumpe, sino como ausencia, de la misma manera que la vida esta ausente de una piedra, un vaso de agua, un libro. La presencia de nuestro gato Mefisto no era lo bastante fuerte como para reprimir este aspecto de las habitaciones..», y así, no solo con la distribución de los tabiques «recuerdo que esas plantas me daban pena, pues estaban solitarias y expuestas en los salientes; como tendrían que añorar esa vida que veían desenvolverse debajo de ellas, donde todas las plantas se fundían….» Exacto para llenar paginas sin nada tienes que recurrir a idas de olla importantes como imaginarte como se debe sentir un ficus respecto a un geranio.

Pero «En medio de esa tormenta de mi alma llegó la primavera», que dice el autor, concluye la primera parte con el divorcio de sus padres en plena adolescencia, no pensemos que le afecta mucho, en primer lugar son noruegos y asume que se irá de casa con 18 (la mitad con que un español medio se emancipa) y tampoco parece afectarle gran cosa. Nos ha contado poco de su padre, cosas de las clases, sus amigos, hobbies, primeras borracheras, primeros rolletes… nada catalogable como extraordinario.

En la segunda todo se vuelve plumbeo. Comienza por dar un salto hasta el momento en que concibe su obra, autentico tostón donde nos abruma con sus percepciones sensoriales que no interesan mucho, y de ahí vamos a la muerte del padre, con quien no hacia muchas migas y que al fin y al cabo, es la excusa que nos ha traído aquí, o al menos le da titulo al libro. La muerte de los progenitores, aparte de joder bastante, es un punto inflexión en la vida de las personas, aparte de muchas cosas más importante los padres representa la última protección, cuando cascan es como haber perdido todas las vidas extras y quedarse con la ultima vida y mucho juego por delante. Es una percepción artificial claro, en cualquier momento te puede caer una maceta en la cabeza, pero la vida transcurre entre percepciones artificiales.

No hay nada de lo que puede haber en los libros de Amis o Marias sobre sus respectivos y notables progenitores. Lo que el autor nos contará en la segunda parte es la parte administrativa del asunto, es decir, de como se encargan de los tramites, hospital, funeraria, deshacerse de las pertenencias del finado y de adecentar la casa de la abuela, todo muy funcional, nada más. Cualquier objeto, hasta un cigarro es susceptible de encerrar una digresión «Cómo odiaba el olor de los cigarrillos cuando era pequeño. Excursiones en el asiento trasero del coche ardiendo de calor, con tus padres echando humo en los asientos delanteros. El humo que salía de la cocina….» y aquí el nudo gordiano: me cuentas tus putas memorias, las titulas la muerte de tu padre y parece que vas quemando hojas hablando de cualquier mierda que no tiene nada que ver con la relación paterno filial, como te ha cambiado la vida, como ha afectado a tu carácter, como te ha hecho como padre. Puede haber gente que no lo comprenda.

La sensación en la segunda parte es de deambular, de dar vueltas al mismo sitio, en la capilla del funeral se acuerda de un conocido de su adolescencia y nos casca otras dos paginazas de anécdotas insulsas, va al kiosko a comprar tabaco y nos describe el atuendo del tipo que le atiende «llevaba una camiseta blanca Adidas, un pantalón de chándal azul, seguramente también Adidas…», estoy convencido de que hay gente que lleva una vida plácida sin tener que llegar a este nivel de detalle. Lo más parecido al humor lo encontramos tras haber digerido una morcilla del tamaño de la catedral (de Burgos claro) «todo eso me vino a la mente aquella templada tarde del verano de 1998 en la terraza de la casa de la abuela», ole salao, porque la narración es plana (ojo al Asperger) no hay dobles sentidos, ironía, humor, no hay nada que no sea lo que se lee.

Nada llega a pasar entre acciones de trascendencia vital como «coloqué los filetes en la sarten y encendí el extractor. En el transcurso de unos segundos la parte de abajo se puso más clara, cambió de un rosa oscuro, casi rojizo, a un rosa claro, y pude observar como el nuevo color subía lentamente por la carne.» Por suerte de cuando en cuando la memoria le juega malas pasadas, en un pasaje el hermano le dice ya hemos estado aqui, en una confirmación y el autor osa a responder, «no me aquerdo». Que alivio joder.

Al final del libro al que llego con la lengua afuera no entiendo muchas cosas. La obra es llama mi lucha, pero no hay lucha por ningún lado, por supuesto no al estilo Chinaski, ni siquiera Adolfiana (los libros que comparten lucha personal en el titulo que recuerde), me pregunto donde esta la lucha del autor, en serio, ¿cual es su problema?, ¿nació en Soria?, ¿se llamaba Margarita al nacer?, ¿fue un observador internacional durante el proces?, ¿padece alguna enfermedad degenerativa distrofica?, ¿esta intentando hacer una migración a fibra óptica?.

No hay conflicto por ningún lado, la muerte del padre parece traersela al pairo, no transmite mas que lejanía y cierta indiferencia, no le culpa ni le reprocha gran cosa. El primer tomo lo dedica a la muerte de su padre, pero después del libro el padre sigue siendo un pretexto, un desconocido del que no conocemos gran cosa ni de el como persona ni de su influencia sobre el hijo (no digamos la madre, le dedica mas tiempo al pescado hervido), ¿cual es es sentido de este acumular paladas de introspección no demasiado profunda y a veces directamente peregrina? ¿donde esta toda la negrura que promete? ¿Lo habrá dejado para los siguientes 5 tomos de este fresco de la noruega contemporánea? Lo ignoro, es más ni puta ganas tengo de descubrirlo. La única gracia que le encuentro al asunto es cagarse en las convenciones imperantes de la narrativa actual (contar algo interesante, tratar con cierto respeto al lector, hacer que todo párrafo sirva para algo…) y ademas salir triunfante, pero como chiste con un volumen voy mas que sobrado.

Written by Anónimo

marzo 14, 2019 a 10:25 pm

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