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Corrupción en Madrid.

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Concluye el Pablos de El Buscón metido en lios, porque como dice Quevedo, es lo que le sucede a quienes cambian de lugares pero no de vida y costumbres. El Pablos de Quevedo nos cae menos simpático que el Lazarillo charro, a diferencia de este, no es inocente, ni una víctima de una sociedad bastante mezquina, es un arrivista que no duda de emplear las peores tretas para conseguir sus fines, y no un testigo o víctima de las tretas de los demás.

El caso de la comunidad de Madrid responde básicamente a la conclusión quevediana. Han cambiado los nombres, las maneras, pero las costumbres, los objetivos y los fines son los mismos. La antecesora de Ayuso fue destituida tras filtrarse un video, posiblemente difundido por ellos mismos, mangando cremas. De otros asuntos de más enjundia como falsificación de títulos académicos (algo muy del PP) se fue de rositas. Su antecesor, el antecesor del antecesor, la fundadora, Aguirre, todos han metido en mierdas feas de corrupción y podredumbre moral. Y Ayuso no solo no es diferente, al revés, es un poco la última de los Buendía, que nació con colilla de cerdo. Una secretaria del monton de Esperanza donde confluye la degeneración de la especie, la zafiedad, la incultura, el desprecio, la ignorancia.

Cambiaron las formas eso si. La corrupción presenta dos formas principales, que a veces se mezclan. Una es la de los asesores, correveidiles, puestos a dedos, que utilizan su cercanía al poder para hacer sus negocios. Eso es el caso Koldo. ¿Es el responsable directo inocente de lo que hacen sus criaturas? Es complicado admitir eso, si no saben, deberían saberlo. Pero la verdad es que las veces que son ajenos deben ser residuales. En el mejor de los casos consienten.

La otra es que sea el propio poder el corrupto. Eso es el PP, cargos cobrando comisiones y adjudicando saltándose las legislaciones y repartiéndose sobres. Entre ellos. Eso tiene un inconveniente, o varios. El dinero siempre deja rastro y el número de gente que concurre a ciertos concursos públicos no es infinito. Al final todo se sabe. De ahí la importancia cápital de tener a la justicia atada en corto. El PP no ha renovado ni renovará el CGPJ porque le va la vida en ello.

Por eso cambiaron el modelo de negocio. De la construcción se pasó a otros negocios. Por supuesto el pelotazo inmobiliario cuando se cruza se aprovecha, lease, el Zendal, una solución única en el mundo porque nadie en el mundo estimaba oportuno meter cientos de millones de euros en un hospital sui generis con meses de vida útil que en menos de un año quedó reducido a almacen multiusos de costoso (nueva merma a lo público) mantenimiento periódico. Obra inutil, salvo que abras el chorro de dinero público y lo dirijas a tus amigos.
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El grueso del negocio se desplazó a lo sanitario. Esa era una veta que Esperanza ya había abierto con protagonistas como Güemes, de enfermizo parecido con el actual maromo de Ayuso, ese tipo de cayetano gitanil genérico que puebla el centro de Madrid y cuyos hijos se llaman Bosco, o Jacobo o algún nombre con eco hidalgo. El negocio es claro, con dinero público creas infraestructuras (necesarias o no es solo un detalle) que cedes para el goce de iniciativas privadas con las que, sobra decirse, mantienes vínculos estrechos y donde colocas a familiares, amigos y afiliados. No es exclusivo de la sanidad claro, están residencias, colegios, vivienda pública que acaba en manos de fondos buitres donde trabaja tu hijo (Si aznar, hablo de tu aborto), etcetcetc.

Asi al tiempo por un brazo roto, que en la pública igual cuesta tratar 1000 euros, pagas 4000, dinero que luego se pierde en las cloacas habituales. Es consentido, admitido, no huele mal, no hay putas y cocaína en nuestras narices. Y funciona. Eso es el negocio del PP de madrid y eso explica como se comporta. Alla donde haya negocios, compra venta de material como mascarillas por ejemplo, alli estan. Allá donde no hay ganancia no aparecen, como el caso de los ancianos fallecidos en las residencias públicas. Ni aparecieron, ni les importa gran cosa.

Esto te lo tiene que consentir un electorado bastante imbécil. Pagan unos servicios públicos, y después vuelven a pagar unos servicios privados para escapar de la mala calidad de los servicios públicos que ya han pagado. Alguno incluso se vanagloria de ello. Exigir una gestión de calidad no está entre las posibilildades que se les ocurren.

Pero de nuevo por mucho que la experiencia les obligue a cierto sigilo el dinero y los chanchullos, cuando superan cierto volumen, son complicados de ocultar. Ahi tenemos a Ayuso y todo su clan. El exnovio, el Jairo, que le daba colorcillo al pintoresco curriculum que vendía, paso de chutarse laca Nelly a ser chief officer de una empresa que multiplicó la facturación con la CAM (hasta que se les acabó el amor claro, de ahí lo echaron y vetaron en televisión que hubiera sido una prolongación natural de un curriculum extraño). El hermano, la madre, la excuñada, el maromo, el amigo del pueblo, el primo. Todos se embolsaron comisiones de cientos de miles de euros haciendo operaciones, legales, con la comunidad que ella preside. Llegado el momento, cuando la gente normal se embozaba bajo la cobija esperando que pasase la pandemia, estos sacaban empresas zombies, contratos, contactos, comisiones.

Y se pusieron las botas, como siempre.

Written by Anónimo

marzo 19, 2024 a 2:49 pm

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